¿Qué patrimonio natural nos ofrece la costa de Chile y cómo podemos medirlo?
¿Se han planteado alguna vez qué beneficios nos aportan el mar y la costa? Dependiendo de a quien se plantee esta pregunta las respuestas serán diferentes, aunque algunas pueden coincidir.
Si somos dueños de un restaurante, la respuesta podría ser que la costa es un lugar para relajarse, que nos provee de alimento, nos da una oportunidad económica, espacio para actividades de ocio, etc. Si somos un buzo profesional, la respuesta podría ser bien diferente: el mar proporciona recursos, una oportunidad económica y un vínculo cultural. Para otras personas, la oportunidad de disfrutar del paisaje, estar en contacto con la naturaleza o, simplemente, nadar. Si somos científicos, podemos generar conocimiento a partir de experimentos, avanzando en diferentes campos de investigación, como la medicina, cosmética, alimentación o conservación. Así, dependiendo de cada persona, podemos tener infinidad de respuestas sobre estos beneficios que se conocen como “servicios ecosistémicos”, los que contribuyen al bienestar y la prosperidad económica de la sociedad.
Nuestro país se caracteriza por una extensa y larga costa de altísima productividad biológica, de las más altas del mundo. Peces, invertebrados (como los mariscos), algas y otros valiosos recursos pesqueros generan beneficios para miles de pobladores a lo largo de nuestra geografía. Aunque somos conscientes de los recursos que nos provee nuestro mar, en ocasiones no vemos otro tipo de servicios que los ecosistemas costeros nos ofrecen. Nuestra primera impresión es pensar siempre en los organismos marinos como fuente de alimento, pero muchas veces olvidamos que los bosques de algas o los arrecifes de rocas que se extienden a lo largo de toda la costa, proveen refugio a cientos de especies de interés comercial. Estos bosques claramente proveen servicios más allá del alimento que pueden ofrecer las algas, ya que también contribuyen a proteger nuestras costas frente al oleaje o inundaciones, a las tormentas, o del clima extremo. Igualmente, la gran diversidad de organismos marinos que encontramos en los ecosistemas costeros de Chile proporciona un valor adicional del que se pueden beneficiar turistas, buceadores, habitantes de zonas costeras y otros usuarios que visitan esta costa por placer.
Aunque no es fácil identificar y dar un valor (económico, sentimental, social, cultural, etc.) a los beneficios que podemos obtener del mar, el estudio del patrimonio natural que entregan estos ecosistemas es necesario para poder conservarlos y asegurar este patrimonio para todos los usuarios y generaciones futuras.